Los temporales que castigaron el sur de Brasil entre el jueves y este viernes agravaron las inundaciones que registra la región en las últimas tres semanas, con el agua volviendo a ocupar barrios de algunas ciudades en los que sus habitantes ya habían vuelto para limpiar las viviendas.
El nivel de las aguas del río Guaíba, que baña Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul y una de las ciudades más afectadas por las inundaciones, subió este viernes hasta los 4,05 metros, un metro por encima de la cota de inundación, con lo que volvió a anegar algunos barrios del centro de la ciudad.
El nivel del río llegó al récord de 5,35 metros a comienzos de mayo y desde entonces venía bajando, por lo menos hasta 3,93 metros el jueves, por lo que algunas personas con viviendas inundadas habían regresado para intentar salvar lo poco que les quedaba y comenzar el proceso de limpieza.
Las lluvias habían cesado en los últimos días, pero volvieron a caer con fuerza el jueves cuando los servicios de meteorología emitieron una alerta por tempestades, granizo y fuertes vientos y recomendaron a las personas en áreas de riesgo buscar lugares seguros.
Como el sistema de bombeo contra inundaciones de Porto Alegre está en colapso y el alcantarillado, tapado con basuras y escombros, el agua comenzó a salir en gran volumen por las alcantarillas en áreas en que las aguas ya habían bajado.
El centro de Porto Alegre volvió a amanecer cubierto de basuras y con un nuevo rastro de destrucción.
Las tempestades también causaron crecidas en los ríos Jacuí, Caí, Sinos y Taquari, por lo que volvieron a dejar en alerta a habitantes de varias ciudades de Rio Grande do Sul que ya habían regresado a sus casas.
Pese a que llovió en los niveles previstos, con Porto Alegre registrando en 24 horas precipitaciones de 102 milímetros por día, lo esperado para todo el mes, las tempestades no provocaron nuevas víctimas ni grandes daños como las de hace dos semanas.
El último boletín de la Defensa Civil, divulgado en la mañana de este viernes, no registró modificaciones con respecto al número de muertos (164) ni de heridos (806), pero sí redujo de 72 a 65 el número de desaparecidos.
De acuerdo con el mismo boletín, de los 2,3 millones de personas afectadas por el desastre climático, que corresponden a casi el 20% de la población de Rio Grande do Sul, 63.918 están alojadas en refugios improvisados en escuelas, gimnasios e iglesias y otras 581.613 en casas de familiares o amigos.
Tras la alerta para este viernes, los meteorólogos ahora prevén que la lluvia cesará hasta el final de la noche pero que, con la llegada de un bloque de aire polar, las temperaturas se desplomarán y en algunas regiones podrán caer hasta 5 grados bajo cero.