El exmandatario progresista Luiz Inácio Lula da Silva es el nuevo presidente de Brasil, tras lograr vencer a su contrincante el actual gobernante Jair Bolsonaro en la segunda vuelta presidencial llevada a cabo esta jornada.
Según el Tribunal Superior Electoral, con el 99,16% de los votos escrutados, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvo el 50,84% de las preferencias (59.790.720 votos) y es declarado como nuevo presidente de Brasil, versus el 49,15% de Bolsonaro (57.810.805 de los sufragios), a cuyas elecciones estaban unos 156,4 millones de brasileños llamados a las urnas.
Lula da Silva, de 77 años y que ya gobernó entre 2003 y 2010, volverá a ocupar la Presidencia a partir del 1 de enero de 2023 y por los cuatro años siguientes.
En tanto, a través de sus redes sociales, el candidato izquierdista sólo emitió un escueto mensaje tras su triunfo, que decía “democracia”.
La emoción en el escrutinio se mantuvo hasta el último, ya que la votación estuvo más apretada de lo que esperaban los sondeos previos a los comicios, reflejo de la alta polarización que vive Brasil y que incluso ha derivado en episodios de violencia política durante la campaña.
Como pasó anteriormente, las encuestas no consiguieron precisar la fuerza del bolsonarismo: el actual gobernante empezó el conteo por delante, pero con el 67,76% escrutado, el expresidente progresista pasó a liderar, tendencia que se mantuvo hasta el final, aunque siempre con un margen muy pequeño.
En la primera vuelta, Lula, abanderado de un amplio frente progresista al que se han sumado fuerzas de centro y centroderecha, fue el candidato más votado con el 48,4% de los votos, frente al 43,2% que obtuvo el capitán retirado del Ejército.
Durante la campaña, Lula prometió “reconstruir” el Brasil de Bolsonaro, acabar con el hambre, que hoy afecta a unos 33 millones de brasileños, y “colocar al pobre en los presupuestos” del Estado, combinando responsabilidad social, fiscal y ambiental. También anticipó que estaría en el poder durante un solo mandato, que en Brasil es de cuatro años.
La victoria de Lula era algo impensado hace unos años por los múltiples procesos de corrupción a los que tuvo que enfrentar, pero en 2021 la Corte Suprema anuló las condenas que le hicieron pasar 580 días en prisión, recuperando así sus derechos políticos.