“El tema se va a ver, pero sin apuro”. Esa fue la respuesta que dio el jueves pasado la ministra del Interior, Carolina Tohá, a los líderes de los partidos oficialistas que consultaron sobre el inminente cambio que realizará el Mandatario Gabriel Boric al equipo de delegados presidenciales y secretarios regionales ministeriales. El tema fue abordado al cierre de la última reunión del comité político que fue encabezada por primera vez por la jefa de gabinete, quien aclaró además que la modificación no se haría inmediatamente después de las Fiestas Patrias como pensaban que ocurriría, en línea con el cambio de gabinete de inicios de mes.
En efecto, según comentaron fuentes de colectividades a Emol, Tohá iniciará a partir de esta semana una serie de reuniones con los representantes de Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático para revisar en qué regiones se realizarán los cambios y qué cuadros están disponibles para proceder al reemplazo de autoridades. En ese contexto, los partidos también iniciaron consultas con sus respectivas direcciones regionales para pedir una cuenta sobre la evaluación del trabajo del Gobierno en sus zonas. En esta oportunidad, señalan desde el oficialismo, las directivas tendrán una mayor injerencia para proponer nombres que en el pasado. De hecho, sostienen que existe una mala evaluación del proceso de nombramientos inicial, el cual se hizo escuchando a actores regionales como diputados y senadores. El objetivo de esa fórmula era comprometer a los parlamentarios con las decisiones del Gobierno, lo cual no ha ocurrido.
“Eso no resultó”, admiten en La Moneda. Uno de los ejemplos que se citan en el oficialismo es el del senador del PS, Fidel Espinoza, quien tuvo alta injerencia en los nombramientos de la Región de Los Lagos, pero ha mostrado ser de los más díscolos de ambas coaliciones. “Esa hipótesis fracasó y ahora debería ser más ordenado con los partidos para que ellos ordenen a sus militantes”, dice un dirigente. Las zonas que están en la mira Tanto en el Gobierno como en los partidos hay coincidencia sobre las zonas a reforzar en el cambio que realizará Boric. El ajuste, sostienen, “tendrá que ver con las evaluaciones de lo que se ha hecho hasta ahora”, subrayando que las renuncias se solicitarán “donde las cosas no estén funcionando bien”. En ese sentido, la mayoría de las voces apuntan a las regiones que han sufrido con la violencia en la Macrozona Sur.
En ese sentido, el delegado presidencial de la Región de La Araucanía, Raúl Allard (IND), y su par del Biobío, Daniela Dresdner (RD), son las principales cartas a dejar sus cargos, junto a algunos de sus seremis. Lo mismo ocurre en la macrozona norte por la crisis migratoria, donde el delegado de Tarapacá, Daniel Quinteros (IND), y su par de Antofagasta, Karen Behrens (PS), también estarían en la mira. “El foco estará en las zonas más conflictivas”, aseguran, junto con recalcar la necesidad de mejorar la relación con los alcaldes y territorios.
El propio Boric ha hecho hincapié en esa necesidad. Lo hizo durante el cambio de gabinete, en donde llamó a sus ministros a estar más presentes en regiones, y también la semana pasada, cuando en la celebración de Fiestas Patrias junto a los funcionarios de La Moneda recalcó que “necesitamos afianzar los equipos”. “Mi interés hoy día es transmitirles confianza de que vamos a sacar el Gobierno, el país y el proceso constituyente adelante”, les señaló en un discurso que dio en el Patio de Los Naranjos, junto con subrayar que “quiero que nuestro gobierno sea el de la esperanza, pero también el de la realización”.
En el entorno del gobernante aseguran que él tiene conciencia de uno de los déficit de su administración es abordar de forma más decidida el centralismo y compartir de esa forma más responsabilidades con los actores locales. En esa línea, el Presidente cree que el Gobierno aún no está “suficientemente aceitado” en regiones. En ese sentido, espera que el nuevo subsecretario de Desarrollo Regional, Nicolás Cataldo, juegue un rol fundamental en esa tarea, apuntando principalmente a la relación con los alcaldes, área que estaría al debe. Ello, considerando además que su antecesor, Miguel Crispi, logró construir buenos nexos con los gobernadores.
En el Ejecutivo destacan la confianza que Boric posee en Cataldo, a quien conoce desde su época de dirigente estudiantil y cuya nominación generó polémica tras ser considerada como una compensación al PC. En ese sentido, cree que posee capacidad para solucionar conflictos y llegar a acuerdos, atributos clave para dialogar con los jefes comunales, dicen.
Fuente: Emol.com