Una región vulnerable y abierta a los populismos y regímenes antidemocráticos, con un claro retroceso de las democracias, es una de las principales conclusiones del informe “La recesión democrática en América Latina” de Latinobarómetro, dado a conocer hoy en Fundación Chile21.
Dentro de los resultados, el más preocupante es que solo el 48% de los latinoamericanos apoya la democracia como régimen político, lo que significa una disminución de 15 puntos porcentuales desde el 63% de 2010.
“Ello daría cuenta de cómo el autoritarismo se ha ido validando poco a poco, en la medida que no se le condena, ni se sabe bien cuál es el umbral donde un país deja de ser democrático. Más aún, en el periodo aumentan aquellos a quienes les da lo mismo el tipo de régimen, lo que implica que un populismo o un autoritarismo les son indiferentes”, explica Marta Lagos.
Disminución de apoyo a la democracia
Los países con mayor disminución de apoyo a la democracia son Venezuela (-12%), Costa Rica (-11%) y Guatemala y México (-8%). Chile está lejos de esos países, , pero su apoyo a la democracia cae dos puntos entre el 2020 y 2023.
Un dato alarmante es que un régimen autoritario recibe más adhesión en las personas jóvenes: 20% entre los que tienen 16-25 años, frente a un 13% entre los que tienen 61 años y más. Por país, el respaldo crece en México del 22% al 33%, en Guatemala del 14% al 23% y en República Dominicana del 13% al 21%. En contraste con lo anterior, los tres países de la región que menos apoyan una opción autoritaria son Venezuela (13%), Honduras (12%) y Uruguay (9%).
Las razones de la recesión democrática, según la encuesta, apuntan a tres aspectos. El primero tiene relación con las crisis económicas que influyen negativamente, pero no de manera principal en este declive. Estas aumentan las desigualdades, la pobreza y tensiona las demandas de la población que se vuelven totalmente inelásticas.
En segundo lugar, está la deficiencia de la democracia para producir bienes políticos que demanda la población, principalmente, la igualdad ante la ley, la justicia, la dignidad, la justa distribución de la riqueza. La corrupción, los personalismos, el uso del poder para otros propósitos que no son el bien común, entre otros, minan el avance de la producción de bienes políticos.
Un tercer elemento es el desplome del desempeño de los gobiernos y su falta de capacidad de responder a las demandas de políticas públicas. Esto ha tenido como consecuencia las alternancias en el poder en todas las elecciones presidenciales, menos una, desde 2018.
Autoritarismo y populismo
Los efectos son graves, en tanto aumenta la demanda de autoritarismo y de populismo a la vez. En Honduras, el 70% señala que “no le importa que un gobierno no sea democrático si resuelve los problemas”. Le siguen en esta posición, Paraguay (68%), Guatemala (66%), República Dominicana (63%) y El Salvador (63%), países en su mayoría centroamericanos, donde la perspectiva de la democracia puede ser reemplazada sin demasiado esfuerzo por una alternativa extramuros.
Donde hay menos personas que apoyan esta aseveración es en el Cono Sur, aunque de todas maneras un tercio de los ciudadanos que viven aquí, concuerda con la sentencia, llegando a un 38% de los ciudadanos en Argentina, al 40% en Uruguay y al 41% en Chile.
El 61% de los latinoamericanos “no apoyaría en ninguna circunstancia un gobierno militar”. Pese a ello, la posición ha disminuido del 66% que alcanzaba en 2001. Costa Rica, un país que no tiene ejército, lidera la región como el que más rechaza esta idea (86%). Le siguen Venezuela y Panamá (78%).
En consecuencia, aunque sigue siendo bajo el respaldo a un gobierno militar en reemplazo a uno democrático si las cosas se ponen muy difíciles, el indicador ha crecido en el tiempo, desde un 24% en 2004 a un 35% en 2023.