Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, mostraron este miércoles cierto acercamiento en una reunión destinada a estabilizar la tumultuosa relación bilateral, y en la que llegaron a acuerdos para combatir el tráfico de fentanilo y reabrir los canales de comunicación militar.
El cara a cara, que duró más de cuatro horas y se llevó a cabo en una mansión campestre a unos 40 kilómetros de San Francisco, empezó con los dos líderes posando sonrientes ante las cámaras de televisión mientras se estrechaban la mano y saludaban a la prensa.
odo estaba calculado al milímetro para estabilizar la relación bilateral y hacer una exhibición ante el mundo de sintonía, tanto que Biden incluso aprovechó para desearle un feliz cumpleaños a la esposa del mandatario chino, Peng Liyuan, y quien comparte con el estadounidense la fecha de nacimiento.
En concreto, según explicó a la prensa un alto funcionario estadounidense, Biden pidió a Xi que trasladara las felicitaciones a su esposa y él respondió diciendo que estaba “avergonzado” porque había estado trabajando tanto que se le había olvidado que era su cumpleaños la siguiente semana.
Pero a pesar de todos los esfuerzos para mostrar acercamiento, el encuentro no se cerró tan bien: Al marcharse, Biden dijo a los periodistas que sigue pensando que Xi es un “dictador”, un calificativo que ya los alejó la primera vez que lo usó en junio de este año.