Se trata de agua que se contaminó durante el proceso de enfriamiento de los reactores dañados, y el combustible fundido, tras el grave terremoto y tsunami que en marzo de 2011 golpeó a la nación asiática.
Según afirmó la empresa estatal Tokyo Electric Power (Tepco), propietaria de la central, el vertido es “seguro”, iniciando el proceso el jueves. Se espera que en total, el procedimiento se extienda por 30 años.
Esto ha levantado la voz de alerta no sólo en el propio Japón y sus vecinos, como China y Corea del Sur, sino que también en nuestro país, en donde ONGs como Ecoceanos han advertido sobre los potenciales riesgos de este procedimiento.
Desde Tepco, en tanto, afirman que la concentración de residuos radioactivos se encuentran dentro de lo estipulado y que no hay irregularidades en sus sistemas.
Cabe señalar que el Ejecutivo japonés decidió en 2021 llevar a cabo la descarga controlada al mar para así deshacerse del líquido contaminado que se acumula en las instalaciones nucleares, en donde se agota el espacio para los grandes tanques que lo almacenan. Esto se considera un paso fundamental para el desmantelamiento de la planta.
“El agua contaminada es tratada con el sistema ALPS, capaz de retirar por completo 62 tipos de materiales radiactivos, a excepción del tritio y del carbono-14”, detalla la Agencia EFE.