La nueva primera ministra británica, Liz Truss, se comprometió este martes nada más aterrizar en su residencia oficial de Downing Street a capear la “tormenta” en que se halla sumido el Reino Unido, para lo que recurrirá a un Gobierno del ala dura del Partido Conservador.
A sus 47 años, Truss, hasta hoy ministra de Exteriores, es la tercera mujer que alcanza la jefatura del Ejecutivo en el Reino Unido, después de Margaret Thatcher y Theresa May.
Truss recibió el encargo de formar gobierno por parte de la reina Isabel II en el castillo escocés de Balmoral, tras lo cual se encaminó a Londres, donde una tromba de agua estuvo a punto de deslucir la tradicional intervención a las puertas de Downing Street.
MÁS PROSA, MENOS LÍRICA
Pese a que Truss está en la misma órbita ideológica de su predecesor, Boris Johnson, no perdió la ocasión desde el primer momento de marcar la diferencia en su estilo.
Donde Johnson recurre a la retórica y los proyectos ambiciosos sin continuidad, Truss apuesta por ir al grano.
Por ello, señaló de forma clara sus tres grandes prioridades, como ya hizo ayer al ser proclamada nueva líder del Partido Conservador tras vencer en sus elecciones primarias: bajar impuestos, combatir la crisis energética y reflotar la sanidad.
“Tengo confianza en que juntos podemos capear la tormenta, reconstruir nuestra economía y convertirnos en el Reino Unido moderno y fantástico que sé que podemos ser”, dijo en su breve alocución antes de entrar en Downing Street.
Truss aludió a los “fuertes vientos en contra” que suponen la guerra en Ucrania y las consecuencias del covid, pero se mostró convencida de que es el momento de abordar los problemas que lastran al país.
“Primero, pondré al Reino Unido a trabajar de nuevo: tengo un plan ambicioso para que la economía crezca a través de los recortes fiscales y las reformas (…). Segundo, trataré activamente con la crisis energética causada por la guerra de Putin; tomaré medidas esta semana para abordar las facturas y garantizar el suministro. Tercero, aseguraré que la gente consiga las citas médicas que necesitan”, dijo.
En un tono optimista, pidió al país que no se deje amilanar por la magnitud de los desafíos, ya que “por fuerte que sea la tormenta, los británicos son más fuertes”.
UN GABINETE DEL ALA DURA
En primera fila del centenar de invitados que recibieron a Truss a las puertas de Downing Street se agolpaban varios de los hombres que integraron apenas unas horas después su primer gabinete.
Entre los rostros sonrientes que ovacionaron a la líder “tory” a su llegada figuraban en primera fila figuras como el nuevo ministro de Exteriores, James Cleverly.
La formación del Ejecutivo confirmó casi todos los pronósticos. Truss recurrió a sus aliados más cercanos, en su mayoría procedentes del ala situada más a la derecha del Partido Conservador y destacados defensores del Brexit.
Como “hombre fuerte” del Gobierno aparece el británico de origen ghanés Kwasi Kwarteng, que detentaba hasta ahora la cartera de Empresa y, como ministro de Economía deberá llevar a la práctica ahora la bajada de impuestos que ha prometido su jefa.
De 47 años, firmó junto a Truss y otros destacados dirigentes “tories” el manifiesto “Britannia unchained” en 2012 que abogaba por una revolución ultraliberal en la economía.
Si los retos para Kwarteng, con un país en recesión y que se enfrenta a una dura crisis energética, son grandes, no lo son menos los que le esperan a Cleverly en el Foreign Office.
La guerra en Ucrania y las negociaciones con la Unión Europea sobre el protocolo de Irlanda del Norte incluido en el acuerdo del Brexit serán las prioridades del titular de Exteriores, oficial de la Armada británica en la reserva, tras su paso fugaz por Educación.
Dos mujeres, Thérèse Coffey y Suella Braverman, estarán al frente de otros dos departamentos clave, Sanidad e Interior.
La primera, vieja amiga de Truss, será también viceprimera ministra -un cargo más formal que efectivo- y deberá pilotar uno de los principales compromisos de la jefa del Gobierno, la reforma del sistema sanitario público, el NHS.
Mientras, Braverman, que era abogada general del Estado con Johnson y fue una de las más ardientes partidarias del Brexit, tendrá la misión de atajar la llegada de inmigrantes a través del Canal de la Mancha, otra de las obsesiones de Truss.