Uruguay ya está al límite de la supervivencia en el Mundial de Qatar 2022, ni siquiera le vale el empate en la última jornada contra Ghana, nada más una victoria imperceptible hoy por hoy para La Celeste, víctima de sus propios miedos durante una hora de partido, doblegado por dos goles de Bruno Fernandes y estrellado contra el poste, Diogo Costa y su ineficacia cuando perdió sus complejos, demasiado tarde para oponerse a la clasificación de Portugal.
Dos Uruguay para una derrota. Una, hasta el gol en contra, tan insustancial, tan conformista, tan falta de ambición, tan imprecisa, que siempre jugó al filo de la caída. Otra, desde el 1-0 en adelante, que se acercó a todo lo que debe ser, con presión, con atrevimiento, con intensidad y con una ofensiva que no alcanzó el éxito, pero que pone en evidencia y cuestiona las razones de la puesta en escena del DT Diego Alonso.